Nos pusimos a reflexionar a partir de una interesante nota del Diario el País, donde cuenta los avatares de la empresa Fendi, nos enteramos que en 1918 Adele abre una tienda de bolsos y pieles en Roma, en 1925 se casa con E. Fendi y tiene 5 hijas. Con sus hijas en 1964, funda lo que daría origen a la casa Fendi, conocida mundialmente por su refinamiento. En 1995, la segunda generación, decide firmar un Joint venture con LVHM y Prada, quedándose con el 51% del capital accionario, aunque posteriormente en 2007 venden el resto de las acciones, aunque Sara sigue trabajando en la organización.
En pocas palabras tenemos acá, lo que Bermejo Sánchez, en el Capitulo VII de “los dilemas de la empresa familiar”, describe como Ciclo de vida de la empresa familiar.
En la generación fundacional, Adele lucha por la supervivencia, es como si prepara el campo para la inserción de la nueva generación que los llevaría la etapa de la consolidación. En este momento de Fendi, aparece la segunda generación, con el éxito definitivo, inclusive con un gran desfile en la Muralla china, (no es re top??, ja,ja) , con el profesionalismo, la eficiencia y la eficacia, con la profesionalización de la organización y sus sistemas de comercialización. Pero comienza a asomar el cambio del mundo, y los “objetivos estratégicos” indican que la empresa no puede cumplimentar las demandas del mercado y es la tercera generación, la nieta de Adele, quien decide vender. La empresa familiar había cumplido su ciclo.
Hoy las ex integrantes de la empresa, han seguido diferentes caminos, que bueno es que estas empresas que
salvadas a tiempo permitan a sus integrantes ir en busca de sus propios deseos, mas allá de lo familiar. ¿no?
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